Con el cielo cubierto de nubes, sin estrellas, oyendo
la respiración de las olas, Alonso Clavijo no olvida que a Colón no le salen
las cuentas. Él, que era un criminal, que siente el barco como la cárcel que
esquivó por participar en esta locura, sin luces, sin letras, que cuenta con
los dedos, se promete que no morirá de hambre
sangrando por las encías y que, una vez octubre esté mediado, ese es su
plazo, comerá el último trozo de calabaza seca que esconde junto al puñal, a quien
pondrá a bailar cuando las cosas se
pongan más feas.
(microrrelato escrito para esta propuesta,
el Monstruoscopio 2025 de Esta noche te cuento)



